Enfrascada en mis pensamientos miraba un punto sin forma, allá en ese horizonte que algún día comenzamos a construir.
Tu hablabas.
No se de que, pero lo hacias.
Yo, movía la cabeza, con un hemisferio prestaba atención y con el otro estaba profundamente inserta en ese mundo mío que nunca termino de conocer.
Te contestaba.
Mientras, ese ello mío - o super yo tal vez, susurraba en mi oido:
-Corre, corre estrepitosamente, corre, total ¿Qué es lo peor que puede suceder?.
Que consejo más sabio.
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